lunes, 28 de junio de 2010

La mirada de la sabiduría

Labios amargos con sabor de café, ojeras marcadas empuñando el rostro, pasos lentos sobre las aceras grietas. Así caminaba hacia una de las citaciones más importantes que he tenido hasta el día de hoy. Toc toc, un adelante y saludo cordial tendiendo la mano a un personaje cuya relevancia ha sido y es de un calibre superior a lo que se puede imaginar en el mundo de la Historia.


Al fin lo conseguí, tenerle frente a mí, en su despacho- amplio, paredes envueltas por palabras de fondo blanco, mientras un ligero hilo musical se colaba por mis tímpanos, “radio clásica” sin duda, partituras susurrantes, de fondo, sólo para solaparse ante el sonido de los despachos contiguos- en su mesa de trabajo descansaba un libro, sólo atisbé a ver que se encontraba en castellano, lo dejo de lado y me miro, tras lo cual la conversación arrancó de manera sencilla, sin alardes ni vueltas de tuerca, al grano como dicen por estas tierras.


Veinte minutos fueron necesarios, y mis dudas resueltas, la comisura de mis labios se tornó ascendente, ligera sonrisa, por estar allí frente a un hombre de gran sapiencia y también por disolver las cuestiones que se planteaban en mi cabeza, ciertamente la decisión estaba ya tomada, no obstante, era el empujón necesario, ese aliento vital de la experiencia, del soldado que luchó tanto tiempo en este frente y aún se mantienen en pie, condecorado por una larga trayectoria de estocadas y disparos certeros.


Decisión tomada, vuelta al apretón de manos, y la promesa de mantenerle informado de mis pasos. Tras cerrar la puerta, se dibuja ante mí otra, un reto, un gran proyecto en forma de Tesis doctoral, una aventura sin igual, con nombre propio, que tiemble el mundo académico, ha llegado el momento de mover los pilares de la Historia.

3 comentarios:

  1. Me alegro de que te hayas decidido :D; ya me darás detalles de la entrevista. No habrá quien te aguante cuando te vuelvas un gran y famoso erudito je je
    Morgan

    ResponderEliminar
  2. Yo también me alegro mucho de que hayas tomado esta decisión. Te dije que te apoyaría fuera cual fuera la decisión, y la verdad es que me alegro muchísimo de que hayas decidido la más acorde a ti. Creo que, a pesar de las dificultades, es la más acertada, y también la más valiente. Y yo no te dejaré, durante todo el camino, ni caer ni fallar en ningún momento. Ya sabes que siempre estoy ahí.

    ResponderEliminar