miércoles, 4 de julio de 2012

Partir en pos de los sueños


Me perdí entre las sendas de lo desconocido, soñando con el frágil hilo de voz que cabe en un suspiro. Allí me hallaba yo, observado por alambres de espino, aquellos que cortaban mi camino de la realidad obtusa, impuesta por la luz sumisa, falsa estampa de arrullo ante la vital existencia del ser humano, siempre perdido entre tinieblas.

Decidí virar mi navío, sentirme Espronceda en verso vivido y cruzar el umbral de un horizonte marchito, ver más allá y dibujar las ideas que brotaban de mi mente, componer melodías a través de unas esferas celestes, armonizar mi alma y dejarme llevar por la brisa sabor a mar de labios compartidos.

Quise alejarme del muro de acero, envolver en seda la soledad de la luna, tejer a base de poesía el espejo de un alma errante. Sentimiento de ausencia, necesidad de partida, encontrar la inspiración en forma de despedida.

Y ahora que marché, las heridas merman su dolor, al igual que las huellas en la arena cuando el viento esculpe su silencio ahogado. Cicatrices del ayer, pronto recuerdos pasados de un mundo restrictivo, dónde las ilusiones son sepulcro y la vida, páginas grises de un bloc cuadriculado.

Mañana en las montañas- G.D. Friedrich 1823-
Elegí arriesgar, desgarrándome la piel al cruzar el cerco, pero prefiero tocar mis sueños que vivir muerto. Nadie dijo que fuera fácil.