lunes, 10 de diciembre de 2012

Sobre eso de escribir

Dicen que las palabras sinceras brotan de la trastienda del alma, aquellas que realmente cuesta que sean arrancadas, pues la certeza se nos antoja difícil de aceptar, tal vez por miedo a fracasar. Por tanto nos barnizamos en capas a lo largo de la senda de nuestra vida, realizando actividades de toda índole, algunas afines al origen, otras muy distantes por ir en corriente de aquello que llamamos sociedad. 

En realidad, lo expuesto anteriormente es un asunto de fácil visualización, pero a su vez de sencilla negación, puesto que el ser humano tiende a mostrar a los demás que todo está bajo control. Y se preguntará algún lector despistado que caiga en este blog por casualidad,¿qué tiene que ver una exposición tan pobre con el título de la entrada del día de hoy? Bien, desmenucemos la cuestión.

Prosiguiendo, podemos ver que nosotros tendemos a sumergirnos en el mar de los consuelos ante los avatares de la vida. Ellos son nuestro refugio, aquello que se suele llamar válvula de escape, son, en definitiva, pequeños azucarillos que se disuelven en el negro café que es la vida.

La raíz del objeto de mis parcas palabras, es el ejemplo de un conocido que veo de vez en cuando frente al espejo. Dicho personaje tiene apego por las letras y de vez en cuando le da un tiento a la pluma desbordándola en tinta. Un consuelo.Sin embargo, al compás del minutero que esta vida nos da y quita, se fue dando cuenta de la necesidad vital que su corazón clamaba. 

Los días con sus horas pasaban y él poco a poco se deshizo del barniz que le enmascaraba, hasta el día de hoy que de nuevo me lo encontré frente a mí, en ese espejo oscurecido. En esta ocasión, habló con la mirada, a través de la cual pude contemplar la felicidad soñada, pues podía dedicarse plenamente a aquello que cada vez más anhelaba: Escribir. Sonrío y se difuminó, dejándome en aquella sala, creando con la imaginación, las lecturas y la experiencia de la vida dada, derramando lágrimas de emoción ante la nueva etapa que me acontecía.