lunes, 15 de marzo de 2010

De los de antes, de los de ahora

No he leído hasta la fecha más que un par de obras suyas, por lo cual mi juicio puede ser algo pobre al respecto. Aún así quería aprovechar el fallecimiento de Delibes hace unos días, dándole el mayor de los homenajes que un escritor puede recibir, hablando de literatura.


Quizá, un Delibes joven, es estos tiempos que corren no lo hubiera tenido tan fácil para vivir de la pluma, a pesar del talento que poseyera (No empezó ganándose la vida como escritor) , simplemente por el carácter global que ha adquirido el mundo de las letras, en mayor medida, foco del Best Seller y de los requisitos que en la actualidad uno ha de complementar para vender bien su obra. La Castilla ruda y recia que nos dibuja el escritor de Valladolid con sus palabras austeras y claras no habría tenido nada que hacer contra el nuevo conglomerado literario que se ha formado en las últimas décadas.


A pesar de todo Delibes supo adaptarse a los nuevos tiempos con su “Hereje”, una obra ligada al marco histórico de la Valladolid del S. XVI. Ya se sabe que en todo ámbito es necesaria la renovación, sino uno se condena a perecer.


Hace cincuenta y cuarenta años era más fácil, el círculo estaba mucho más cerrado, ciertamente existían pequeñas sociedades de literatos, claustros a los que sólo unos pocos podían acceder, el filtro en muchas ocasiones era el nivel de alfabetización de aquella España de “charanga y pandereta” parafraseando a Machado. En la actualidad, la red la colocan las editoriales, ante una sociedad que goza de una educación al menos básica, a la que antes sólo unos pocos accedían.


Sin embargo, una gran paradoja se dibuja en estos momentos, pues a pesar de que el abanico se abre gracias a la mayor culturización de la sociedad, el escritor, en muchas ocasiones ha de ponerle grilletes a su mente ante las directrices de la editorial, coartando así su libertad, al contrario que antaño (Otro tema será la censura, algo que tocaré en otro artículo). La razón de ello, es que antes la literatura era hija del genio creador que albergaba cada cual, plasmando sobre el papel los dictámenes de su mente, y en la actualidad no es otra cosa que un negocio más, con cierto sabor “cultureta” y olor a Metro.


Este es mi homenaje, señor Delibes.

1 comentario:

  1. Y tiene usted razón. Ahora parece que la gente sólo compra libros para lucir en el metro (y digo libros, que no literatura, porque los best sellers son para mi, lo que el "chunda chunda" a la música, es decir, puro cáncer que crea podredumbre) y si no está la otra vertiente de aquellos que cacarean el número de obras que leen como si de una competición por ser el más bibliófilo del lugar se tratase.

    Pocos leen ya por el puro y simple placer de dejarse mecer en otros mundos. Solos la persona y las palabras.

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