No busquemos razones para escribir, dejemos volar nuestra imaginación, allá donde los sueños se mecen con una canción, una nana de nuestra infancia más tierna. Cuando no existían problemas, cuando todo era lineal.
Vamos avanzando por sendas y veredas de distintos matices, crecemos y aprendemos, cada vez somos más autosuficientes, sin embargo siempre necesitamos un cobijo seguro, un abrazo y una sonrisa para seguir hacia delante. En ocasiones son difíciles de hallar, pero siempre se pueden dibujar con hilos de esperanza, consuelos ante la turbulenta realidad. Y la clave de todo ello, se encuentra en el propio ser, en el sujeto que da un paso tras otro, el mejor apoyo es la confianza en uno mismo, no depender del resto, lo cual no significa sostenerse en ellos, pues de gran importancia son. Sin embargo, la voz que marca la vida ha de ponerla uno mismo, y ante todo, no dejarse llevar por “entes” que crea dignos de admiración e intenta imitar con toda rigurosidad.
Cada cual escribe su vida en la eternidad.
Cada cual escribe su vida en la eternidad.
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