domingo, 2 de enero de 2011

Asurbanipal como Sardanápalo.

Considero que el reflejo de Asurbanipal ha dejado un legado en la historiografía que se ha tornado en leyenda con el paso de los siglos y es de justicia resaltar la otra faceta del monarca asirio, pues aparte de ser un rey fuerte, victorioso, cazador, sacerdote, culto e instruido entre otras cualidades, también ha sido Sardanápalo, a fin de cuentas, un atributo más, una construcción posterior, sin embargo, inherente al estudio global del personaje. 
 
Para esta misión, emplearé el famoso cuadro de Delacroix, titulado: “La muerte de Sardanápalo”, realmente, inspirado en  la obra de Lord Byron, uno de los baluartes del romanticismo decimonónico, donde el orientalismo era un elemento básico.

Podemos echar una ojeada al lienzo, contemplar al monarca impasible en su gran lecho (se debe apreciar sus rasgos, sobre todo esa barba que nos recuerda a la de los monarcas asirios), encerrado con todas sus riquezas, mujeres, objetos formados por materiales preciosos, incluso un caballo que nos recuerda a aquellos que vestían los paneles de Nínive y ahora reposan en Inglaterra. Por otro lado vemos entre brumas en la parte superior derecha, los posibles muros del palacio que arderá bajo las columnas de humo, esa Nínive arrasada por Babilonia, profecía bíblica que se cumple, registrada bajo la pluma de estos románticos y viajeros que buscaron a lo largo del siglo XIX los enclaves que rezaban los textos sagrados.

Realmente esta asociación de Asurbanipal con Sardanápalo, viene dada de la historiografía generada en el Siglo V a. C, cuando los griegos y los persas combatían en las Guerras Médicas, persas, que serían los “herederos” de estos asirios. Aquí nace ese orientalismo de manos de occidente, tan denunciado por E. Said. Se  puede ver como la imagen que se proyecta sobre los persas, se inicia  de manos de Esquilo en su obra Persas, con él comienza a utilizarse el término “bárbaro” para aquellos que no hablan griego. Se conforman dos identidades, una propia y otra antagónica, el Panhelismo brota del colectivo heleno, y el enemigo común, el persa, representa la decadencia moral, el lujo y los excesos.

Sardanápalo aparece citado en el “Banquete de los eruditos” de Ateneo de Naúcratis (vivió  desde los  tiempos del emperador Marco Aurelio (161-180 a.C), hasta las primera década del Siglo III d. C). Concretamente es su epitafio el que analiza Ateneo: “Sardanápalo, Hijo de Anaxindaris, que construyó Anchiale Y Tarso en un solo día. Come, bebe y juega; porque otras cosas no merecen la pena- Significa que parece decir, el chasquido de un dedo.
[1] De estas últimas palabras del monarca habrá distintas versiones, pero todas ellas nos muestran los mismos valores, algo que vemos sin lugar a dudas bajo las vivas pinturas de Delacroix.




[1] Ateneo. Libro XII, 530 b-c.

2 comentarios:

  1. ver esta obra con tus comentarios me ha ayudado a entenderla mejor. gracias...
    un besito

    ResponderEliminar
  2. Pobre Sardanápalo, porqué tenia que terminar así...

    ResponderEliminar