Últimamente
la ola de medidas tomadas por el gobierno central parece que ha cogido
desprevenida a una parte del orgulloso pueblo español, el cual se pensaba que
tras la era del Zapaterismo nada podía ir a peor, muchos incluso se comenzaban
a lamentar de su voto al Partido Popular, pues las medidas empleadas por el tío
PePe empezaban a salpicar de forma negativa a algunos y más de unos tantos que
abrazaron a Mariano Rajoy como “Soter” de un gran país llamado España, no
obstante, hemos podido ver que las cosas siempre pueden tocar más fondo aún. El
problema en esencia de todo esto es la poca inteligencia política de muchas
personas que ejercen, o no, su derecho a voto, sobre todo de la gente joven.
Rajoy,
en un debate con un amigo suyo de apellido Rubalcaba decía que las medidas que
iba a tomar si llegaba a la presencia -más barata de la historia- eran
simplemente consecuencia del sentido común. Pues bien, aquí las tenemos,
capitaneadas por un tal de Guindos, capitán de nuestro navío, el cual
argumentaba ante los medios de desinformación que no ducho en materias navales,
era de la firme opinión de que si se acercaba la tempestad había que adentrarse
en ella para superarla y conseguir los objetivos, abogaba por su
sentido común, un “guindilla” tóxico de Lehman Brothers, intentando llevar el
rumbo económico de nuestro país.
Otra
medida de sentido común y de lógica para los hombres de Rajoy es meter en el
mismo saco legal a los violentos y terroristas con la gente que se manifiesta
de forma pacífica sin causar ningún tipo de daño a la autoridad, pero ésta
dicho sea de paso puede sacar ojos con balas de goma o pegar mamporros a
adolescentes siendo las víctimas de agresiones de la supuesta ley, denunciadas
y llevadas a la cárcel, mientras el
verdugo queda impune, trasgrediendo además la sacra carta magnánima
ilustrísima de una constitución anclada
en otros tiempos que debería ser revisada en clave de progreso, no bajo el
pincel de la represión como estamos viendo ahora.
La
lista, como bien saben ustedes, señores lectores, es interminable, aunque me
gustaría dar un apunte más, referido a la Comunidad de Madrid y su primo
hermano, el Ayuntamiento que rige la Villa. Pues las “Manolas” tienen también
todo atado y bien atado. Doña Desesperanza alza el “tarifazo” en el transporte
público de la Comunidad de Madrid, la suma de tontos, apretando más la soga al
cuello de la gente trabajadora, la que vive en muchas ocasiones al límite, para
ellos va el ataque, pues su elitismo no tiene parangón como bien es sabido. Por
otro lado, su entrañable amante política, Doña Botellín, se alzará contenta
pues gracias a ello más gente cogerá el coche, más contaminación, más consumo,
y la boina en aumento, aunque ella lo niegue y todas las noches haga la danza
de la lluvia para limpiar los cielos de esta ciudad caduca.
Tras
lanzar algunas características consumadas de los elementos del PePes- y eso que
hoy no me metí en los temas de corrupción- queda la reflexión y la terrible
pregunta que un entrenador de fútbol- intentó hacer suya : ¿Por qué?
Será
que esto es España y la estupidez humana aliñada con orgullo y egoísmo va en el
común denominador de nuestros compatriotas. Realmente puede haber un sinfín de
razones, todas dignas de estudio y de investigación- bueno de investigación, “ejem”,
verán ya no es posible, cosas del recorte-. Aunque cabría destacar la poca
inteligencia política de muchos de los ciudadanos del pueblo español, además de
la falta de valores humanos y éticos que visten al mismo. Llega a ser
comprensible que las gentes de otras épocas, ancladas en la España del ayer y
siempre fieles a un partido político, sigan votando al mismo, considerando,
creyendo que éste no ha cambiado, podríamos excusar en cierta medida a aquellos
que ya acarician y se peinan en ancianidad y por otro lado, están aquellos que
viven en la riqueza y con el PePes les va muy bien- esos que en su vida
cogerían el transporte público-. Dos ramas divergentes pero que convergen al
mismo voto por una u otra cuestión.
Lo
que resulta incomprensible, es el voto dado por la gente trabajadora, la de a
pie, la que desgasta la suela de sus zapatos en el empedrado de las calles, de
las familias modestas y la gente joven. Ahí, sale a la luz la poca inteligencia
política, la falta de una base moral, de unos conceptos básicos que toda mujer
u hombre debería poseer. El PePes no sirve al pueblo, oprime al pueblo, deja
marchar sin ánimo de vuelta a las jóvenes promesas en las que el Estado ha
invertido tanto dinero. España, se baja los pantalones ante la política
Macroeconómica de Alemania y su conjunto bajo el estandarte de una Europa que
es pura invención. Los medios están dirigidos por las esferas políticas y aborregan
al pueblo, les dan pan y circo para que estén contentos, mientras tanto recorta
en los principios básicos para garantizar el Estado del Bienestar: Sanidad y
Educación. ¿Esto es evolución? El capitalismo ha muerto y es necesario crear
otro sistema en los tiempos que corren, deberían saber los “euro cerdos”
(disculpen mi malhablada libertad de pluma) que a los muertos no se les puede
resucitar y que si siguen por esta senda seremos el País de Coca – Cola, pues
al final empresas y bancos rigen todo a su antojo.
¿El
problema? Los valores, la cultura, la educación de un pueblo irrisorio de putas
y charanga, de corralitos e intereses de las autonomías, de ladrones, de
incultura, de necios, de farsantes, de amiguitos y botarates. Así, España
tropieza tantas veces en la misma piedra, algo comprensible cuando la Historia
es denostada por un amplio sector de la sociedad, cuando las humanidades son
tratadas como ciencia de segunda y no útil, esa es la clave. Esa falta de capacidad de conocer nuestro
ayer, de reflexionar sobre aspectos que atañen a la figura del hombre y su
pensamiento, por la poca lectura y la mucha basura.
Sea
pues el territorio que pisamos pasto de Eurovegas, de gente mansa que no
piense, un país de sector servicios, de prostitución y desenfreno, de escasos
valores y sin una memoria cultural colectiva. Eso sí, campeones en deportes,
que no se diga: ¡España y Ole!
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