miércoles, 3 de septiembre de 2014

Tiempo y suspiros.

En una de las últimas entrevistas que le realizaron a José Luís Sampedro, el sabio esgrimió que "el tiempo no es oro, sino vida". Aún retumban sus palabras en mi cabeza, un fino hilo sonoro que se adentra en mi cerebro y no puede salir. En la actualidad el día a día de una persona no suele dar permiso a las pausas, un derecho vital que han tornado en excepcional. El automatismo es norma en un mundo urbanizado por calles asfaltadas, carentes de árboles y bancos en los que tomar asiento. El espacio temporal dedicado a sentarse, contemplar, leer, respirar, observar y dialogar se ve invitado al vacío debido a la fisonomía de las ciudades. En realidad todo está pensado: ciudades sin reflexión en un mundo sin pausas. 

Otro de los focos es el denominado "mercado laboral", lugar en el cual se exige a los ciudadanos tener en su mochila una infinidad de competencias que se resume en titulaciones académicas más cursos de toda condición. Además has de tener una experiencia dos veces superior a tu edad. Todo ello con disponibilidad completa y si puedes realizar turnos rotativos, mejor. El servilismo que no te permite estar tentado a realizar otro tipo de actividad. Si fuera poco puedes seguir adquiriendo capacidades colaborando en lugares a saldo cero. 

El tiempo es vida y los suspiros un derecho de nuestro caminar que nos han robado. Por ello hoy me siento en calma, oteando el horizonte, reflexionando. He dejado muchas cosas atrás, pues si uno no piensa en sí, ¿Quién lo hará? Que no se aprovechen de vosotros, que no os roben la ilusión e intentad crear lo que diseñan vuestros sueños. 

Sólo un reloj lleno de suspiros.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario