En esta noche de domingo tengo la necesidad de poner
al lector al tanto de un gran descubrimiento que he realizado en el transcurso
de mi vida. No es cosa baladí aquella que voy a desprender de las teclas, y
aunque debería ser asunto evidente para todos, parece ser que a la suma de la
sociedad se le escapa, ya sea de manera inconsciente o simplemente por miedo de
caer en el intento, a fin de cuentas, ambas razones se complementan a las mil
maravillas dando como resultado un cero a la izquierda.
Sin más preámbulos, ni dilaciones consiguientes, he
de dirigirme a las marcas grises que dibujan el entramado social. Vosotras,
adormecidas por la rutina tóxica, hijas del acomodo, del desencanto
inmovilista, del tragar constante, de las ojeras oficinistas, del trabajo
delirante que nada aporta, de las últimas tecnologías en clave de móvil con jacuzzi
incluido, del ahorro y del gasto, de la dependencia ante todo y la última moda.
A vosotras añejas grises de décadas rutinarias, de
vidas malgastadas para después ser polvo, sólo quería deciros que el ser humano
únicamente tiene una vida. Y sin tintes hippies de alimentarse del aire, puedo
decir y esgrimo con mi pluma, que otros caminos son posibles para sentirse realizado,
no son necesarios lujos, ni trenes de vida altos, lo que ha de imperar es la
necesidad del hombre por aprender, conocer y enriquecerse, así que seguid
vuestros sueños, no caigáis en la espiral.
Escribes muy bien!!
ResponderEliminarIntentaré seguir mis sueños!
Gracias por tus letras!
besitos
Muy bueno!
ResponderEliminarPor desgracia hay muchas marcas grises en el mundo, que lástima!