Con la mera intención de dar cabida libre a las
teclas, me dispongo a dibujar algunas palabras con sabor a café sobre este
folio que ya amarillea en años.
La vida, sucesión de etapas, ha dispuesto que mis
pasos crucen esa puerta dejando atrás dos años de lucha constante de escaso
aliento, alimentando mis conocimientos y forma de ver el mundo que nos rodea a
través de la experiencia acelerada. Y ahora, tras el umbral, espero tantear la
nueva senda de una manera más reposada y reflexiva, lo cual no significa
inmovilismo y acomodamiento, simplemente vivir.
24 meses duros que sin la ayuda de unos pocos no
hubiera sido posible conseguir los objetivos marcados, pues muchos son aquellos
que escupen al viento palabras de ayuda, pero en realidad los que siempre están
a tu lado son los silenciosos, aquellos que actúan sin mediar palabra y
afortunado me hallo por tener a cada uno de ellos a mi lado. Sinceramente:
Gracias.
Somos animales sociales, y es cierto que en nuestras
vidas existen varios círculos, y cada uno tiene su importancia- evidentemente,
el primero es el más relevante- soy consciente, de que descuidé algunas de
estas áreas, pero sin funestas intenciones ni con la intención de granjearme
algún tipo de enfado. Realmente, no me gusta el pasotismo, sólo que el tiempo,
nos permite movernos en unos márgenes que a veces se antojan muy limitados.
Sin ánimo de alargar más la sucinta carta que
publico en mi pequeño rincón, deseo que todos aquellos que habéis tropezado
conmigo de una manera u otra tengáis un buen porvenir.
Y ahora que el reloj mece las agujas entre sus horas,
la inspiración fluye a través de una pluma sedienta de tinta, de palabras, de
vivencias, de experiencias, de fantasías, de reflexiones y miradas, ahora puedo
al fin, escribir.